Sade: Diálogo entre el Sacerdote y el Moribundo

Donatien Alphonse François de Sade, más conocido por su título de Marqués de Sade y llamado por sus admiradores "el Divino Marqués" (París, 2 de junio de 1740 – Charenton-Saint-Maurice, Val-de-Marne, 2 de diciembre de 1814), fue un aristócrata, escritor y filósofo francés, autor de varias novelas que aúnan los relatos eroticos con la exposición de un sistema filosófico materialista y ateo. Su filosofía es la de la libertad extrema, sin el freno de la moral, la religión o las leyes, con la búsqueda del placer personal como principio más elevado. Escribió la mayor parte de sus obras durante los 29 años de su vida que pasó en prisión. De su nombre procede la palabra sadismo.




En este cuento el Marqués de Sade pone en tela de juicio la "moral" y las "buenas costumbres" y ataca abiertamente a la hipocresía de la gente, poniendo de manifiesto a través de su personaje (el Moribundo) su declarado ateísmo:

«El Moribundo: (...) ¡Amigo mío! Si fuera verdad que existe el dios que predicas, ¿tendría necesidad de milagro, mártir o profecía para establecer su imperio? Y si, como dices, el corazón humano fuera su obra, ¿no sería ése el santuario que hubiera elegido para su ley? Esta ley igual, pues emanaría de un dios justo, se encontraría de manera irresistible grabada igualmente en el corazón de todos, y, de un extremo al otro del universo, todos los hombres, al ser semejantes por ese órgano delicado, igualmente serían semejantes por el homenaje que rendirían al dios que le hubiera dado este corazón, no tendrían más que una manera de amarlo, más que una manera de adorarlo y servirlo y tan imposible les sería desconocer ese dios como resistir a la inclinación secreta de su culto. ¿En vez de eso, no veo en el universo tantos dioses como países; tantas maneras de servir a esos dioses como diferentes cabezas o diferentes imaginaciones hay? Esta multiplicidad de opiniones, en la cual físicamente me es imposible elegir, ¿sería, a tu juicio, la obra de un dios justo?. Vamos, predicante, ultrajas a tu dios al presentármelo de esta manera. Déjame negarlo completamente, pues si existiera, entonces le ultrajaría menos mi incredulidad que tus blasfemias. Vuelve a la razón, predicante, tu Jesús no vale más que Mahoma, Mahoma, menos que Moisés, y estos tres, menos que Confucio, quien, sin embargo, dictó algunos buenos principios mientras que los otros tres disparataban. Pero, en general, todos éstos no son más que impostores, de los cuales el filósofo se ha burlado, y a los cuáles la canalla ha creído, y a los cuales la justicia hubiera debido ahorcar.»

Habrán personas que prefieran no plantearse dudas teológicas o filosóficas o simplemente no desean conocer pensamientos ajenos a los suyos propios...Para los demás, les dejo el texto completo de esta obra AQUÍ

...

¿Que buscás?...¡Encontralo!

Ir arriba